miércoles, 14 de diciembre de 2016

Pontes in itinere: PONTE ROMANA de MEIMOA.

La conocida popularmente en la actualidad como Ponte Romana de Meimoa se encuentra en la freguesia así llamada: MEIMOA, perteneciente al concelho de Penamacor, en el distrito portugués de Castelo Branco (Beira Interior).
Este puente ocupa el emplazamiento -y, hasta cierto punto, reproduce el aspecto- de la original obra de ingeniería civil romana que salvaba el curso de la Ribeira de Meimoa, afluente del Zêzere (cuenca fluvial del Tajo), con un total de nueve arcos de diferentes dimensiones, en un tramo viario entre la Civitas Igaeditanorum (Idanha-a-Velha) y, probablemente, algún otro municipium de la Lusitania de los que contribuyeron a la construcción del Puente de Alcántara y que todos los indicios apuntan a que radicarían por esta región, tal vez Interamnia o Lancia Oppidana, aunque la localización de éstos aún no se ha determinado con exactitud y es objeto de discusión. En cualquier caso, se trataría de un ramal secundario de la calzada principal Emerita-Bracara que salva el Tajo por nuestro Puente de Alcántara.
La obra que podemos admirar en la actualidad, si bien con arreglos posteriores -puesto que, como tantos otros, sigue usándose de puente en la actualidad-, es de factura medieval y renacentista, de entre los siglos XIV y XVI, datando de esta última centuria su definitiva reconstrucción bajo el reinado de Felipe II de España y I de Portugal, que se hizo siguiendo el trazado de la obra original romana, como sucedió en tantos otros sitios. El puente hoy se encuentra integrado en una zona de lazer dentro de un amplio y bien cuidado jardín con césped y arboleda, con todos los servicios y con el atractivo añadido de una praia fluvial o piscina natural sobre las frescas y límpidas aguas de la Ribeira de Meimoa; su visita es muy recomendable en cualquier época del año, pero sobre todo en verano para disfrutar del atractivo añadido del baño.
A este puente romano podemos acceder permanentemente desde la propia población de Meimoa (en cuyas afueras se encuentra), a 12 kms. de la capital municipal Penamacor en la EN-233 (sentido Sabugal), tomando el cruce que, a mano izquierda, señala la Ponte Romana en la misma travesía (cruce de Benquerença) [pinchar abajo en Ubicación].
COORDENADAS: 40º13'34'' N / 7º11'17'' O

sábado, 26 de noviembre de 2016

Pontes in itinere: PONTE ROMANA de PÊRO VISEU.



El puente romano de Pêro Viseu, sobre la Ribeira da Meimoa. Foto: Carlos Del Sol.


A 4 kilómetros de la freguesia de Pêro Viseu, en el municipio portugués de Fundão (distrito de Castelo Branco), se encuentra una de las más notables obras de ingeniería civil romana en el oeste peninsular: el PUENTE ROMANO sobre la Ribeira da Meimoa (afluente del Zêzere, cuenca hidrográfica del Tajo).


Otra imagen del puente romano de Pêro Viseu. Foto: Carlos Del Sol.
Se construyó este puente para salvar el curso -permanente, y muy abundante en época de lluvias- de la Ribeira da Meimoa, en el itinerario de la calzada que comunicaba Augusta Emerita, capital de la Lusitania, con Bracara Augusta, principal ciudad del noroeste peninsular; la misma calzada de nuestro Puente de Alcántara, en el tramo entre la Civitas Igaeditanorum (Idanha-a-Velha) y Centum Cellas (Colmeal da Torre),  vía romana de la que se conserva buena parte del enlosado original sobre el puente. La obra que podemos admirar en la actualidad sigue en pie a pesar del paso del tiempo y del hombre, y continúa dando servidumbre al tráfico rodado en la estrada que liga Pêro Viseu con la freguesia de Valverde y la propia capital municipal de Fundão (a 12 kms.).



Aspecto actual de la calzada romana Emerita-Bracara sobre el puente de Pêro Viseu. Los vehículos siguen usando este puente después de casi dos mil años, como en Alcántara y tantos otros lugares. Foto: Carlos Del Sol.

El puente está constituido por tres bóvedas de medio punto, la central ligeramente rebajada y con una luz mucho mayor que las laterales, que se encuentran fuera del cauce del río -en su lecho de avenida- y hoy muy invadidas por la vegetación. Lo más notable de esta obra es precisamente su enorme y elegante vano central, que, con un diámetro de cerca de 20 mts., salva todo el ancho del cauce fluvial.



Imagen del arco central del puente romano de Pêro Viseu, que salva todo el cauce de la Ribeira de Meimoa con una anchura próxima a los veinte metros. Foto: Carlos Del Sol.



En sus inmediaciones se han hallado vestigios de ocupación de época romana y posterior, tales como inscripciones funerarias (hoy en el Museu José Monteiro de Fundão) y sepulturas antropomorfas excavadas en la misma roca granítica que sirvió para edificar esta magnífica obra que, después de casi dos milenios, sigue cumpliendo la misma función para la que fue concebida por los ingenieros romanos que la diseñaron.

El puente se puede visitar permanentemente accediendo por la carretera que sale desde la N 346 a mano izquierda antes de llegar a la población de Pêro Viseu (en sentido Penamacor-Fundão) y que conduce a Valverde y Fundão. Hay que estar atentos y, en caso necesario, usar geolocalización porque este monumento no está señalizado en la carretera principal (pinchar abajo donde "Ubicación"). Las coordenadas son: 40º 11'15'' N / 7º26'39''O.

domingo, 23 de octubre de 2016

Stationes in itinere: VILLA de QUINTA DA FÓRNEA.



Las ruinas de la villa romana de la Quinta da Fórnea
 fueron descubiertas accidentalmente
 con motivo de las obras de la autovía A-23 en 1999,
 y se encuentran en término del concelho de Belmonte,
 entre esta localidad y la freguesia de Caria,
 dentro de la región portuguesa de la Beira Interior.


En esta región portuguesa, próxima a nuestra Extremadura, el amplio elenco de yacimientos romanos descubiertos y excavados reflejan la importancia que tuvo la zona en el contexto de la Lūsītānia romana, tanto desde el punto de vista geopolítico: por su situación en el recorrido de la calzada o vía imperial que conectaba Emerita Augusta (Mérida, capital de la Provincia) con Bracara Augusta (Braga, por entonces ciudad principal del noroeste de Hispania), como desde el punto de vista económico: por la cantidad y calidad de suelos fértiles en la comarca conocida como Cova da Beira (valle del río Zêzere, afluente del Tajo, a los pies de la Serra da Estrela), y por la extracción y comercialización del estaño, tan abundante en el occidente peninsular y tan demandado en esta época para la elaboración del bronce.
Junto al recorrido de esta calzada Emerita-Bracara (la misma de nuestro Puente de Alcántara) y en estos fértiles terrenos, en una ladera suave a los pies de la Serra da Boa Esperança se edificó esta villa hacia el siglo II.

La villa, elemento fundamental del paisaje rural en época romana, se constituía no sólo como explotación agropecuaria sino también como núcleo poblacional autosuficiente, y estaba integrada por:
  • El sector habitacional dedicado al propietario o capataz y sus familias: pars urbāna.
  • Los alojamientos de la servidumbre que trabajaba en la explotación: pars rustica.
  • El conjunto de edificios dedicados a la explotación agroganadera: silos, almacenes, lagares, bodegas, establos, talleres, fraguas, hornos...: pars fructuāria o pars frūmentāria.

En el caso concreto de la villa de Quinta da Fórnea, se constata además la existencia de un área de letrinas y de unos baños o termas de carácter privado, con sus distintas piscinas para baños calientes (caldārium), templados (tepidārium) y fríos (frīgidārium), su vestuario o apodytērium y la cámara de calefacción o hypocaustum.

Esta villa de la Quinta da Fórnea parece, por su situación y proporciones, ligada a una propiedad extensa o latifundio, aunque ciertamente no se han encontrado en ella vestigios de opulencia que están presentes en otras villae romanas, tales como mármoles o mosaicos; sí aparecen restos reutilizados de construcciones anteriores, tales como sillares almohadillados, fustes de columnas o fragmentos de cornisas. La villa parece haberse mantenido activa hasta los siglos IV-V, fecha de su probable abandono.
Cómo llegar y horarios: El yacimiento se encuentra perfectamente señalizado y musealizado, con indicación de recorridos y con paneles informativos. Se trata de un recinto abierto y sin horario, de manera que se puede visitar permanentemente; ello y su situación junto a la A-23 lo hacen muy accesible, aunque para visitarlo hay que salir de esta autovía en Belmonte y coger la N-345 en dirección a Caria.

lunes, 13 de junio de 2016

Stationes in itinere: CENTVM CELLAS.

Perspectiva del yacimiento y torre de Centum Cellas.
En el corazón de la Cova da Beira, una de las comarcas agrícolas más ricas del interior de Portugal, al pie de la Serra da Estrela y próxima a la confluencia de los ríos Zêzere (afluente del Tajo) y su tributario el Gaia, se alza, desafiante al paso de los siglos, una imponente construcción de piedra labrada que ha dado nombre a la localidad de Colmeal da Torre, freguesia perteneciente al concelho de Belmonte, en el distrito de Castelo Branco, dentro de la región portuguesa de la Beira Interior. Se trata de los restos de una importante villa romana del s. I de nuestra era, conocida con el nombre de CENTVM CELLAS. En la actualidad, y aunque el yacimiento ha sido objeto de excavaciones, poco más podemos contemplar que ese solitario y enigmático edificio macizo de tres cuerpos, construido con enormes bloques del granito rosáceo de la comarca sin emplear argamasa.
Centum Cellas: vista parcial del yacimiento y fachada norte de la torre.
Centum Cellas es el caso acusativo del topónimo latino Centum Cellae, que se puede traducir por "Cien Celdas" y que, por sí mismo (centum aquí hace referencia no a "cien" exactamente, sino a "innumerables"), atestigua la grandeza que en su día tuvo esta villa romana del siglo I d.C. 
La torre de Centum Cellas, una de las edificaciones romanas más altas conservadas en la Península Ibérica. Perspectiva desde el noroeste.
Para que nos hagamos una idea de su grandiosidad, baste decir que el área excavada de la villa se reduce a su parte residencial. Las restantes partes: graneros, almacenes, establos, habitaciones de la servidumbre y termas, con toda probabilidad se han perdido definitivamente. En lo que se refiere a las termas, su destrucción es dato conocido, y puede fecharse en la década de 1.940, cuando el testimonio de lugareños que trabajaban cerca de allí nos habla de la aparición de "muchos ladrillos parecidos al tijolo burro (= ladrillo macizo), que luego se usaron para construir hornos de cocer pan". Se estaban refiriendo, sin duda, a los ladrillos con que se edificaban los arcos que sostenían la cámara del hypocaustum o sistema de calefacción y agua caliente de los complejos termales romanos.
La torre de Centum Cellas. Perspectiva desde el suroeste.
Lugar durante mucho tiempo de leyendas y fabulaciones, Centum Cellas era, en fin y de acuerdo con una inscripción encontrada in situ, la residencia de un noble romano de gran influencia y poder económico llamado Caecilius, que aquí habitaba con su familia y esclavos. Sus ganancias provenían, aparte de la habitual actividad agrícola –muy destacable en esta comarca-, de la extracción y comercialización del estaño, facilitada esta por la proximidad a la calzada que unía Bracara Augusta (Braga), principal núcleo urbano del noroeste peninsular, con la capital de la Lusitania romana, Emerita Augusta (Mérida): esto es, la misma calzada del Puente de Alcántara, que llegaba hasta estas tierras pasando por la Civitas Igaeditanorum (Idanha-a-Velha) y Talabara (probablemente, Capinha) y dejando a su vera la opulenta villa romana de la Quinta da Fórnea, en Caria –que será objeto de otra entrada en este blog-.
La torre de Centum Cellas. Perspectiva desde el sureste.
Parcialmente destruido por un incendio durante el s. III, el edificio tuvo que ser reconstruido, y aun así continuó siendo utilizado como residencia. Sólo con el declive del dominio romano en la Península Ibérica, hacia finales del siglo IV, deja Centum Cellas de ser núcleo habitacional, comenzando así su empleo para otros fines por parte de la población local. 
Fachada sur de la torre de Centum Cellas, parte residencial de una próspera explotación agropecuaria romana.
Hacia los siglos X u XI se edificó, dentro del área actualmente excavada, una pequeña capilla, en torno a la cual se cavaron algunas sepulturas antropomorfas. Centum Cellas aparece después como Centocelas en documentos a partir del s. XII, en calidad de población cedida a la sede episcopal de Coímbra por el rey Sancho I de Portugal, con fuero concedido en 1194 (según otros, en 1188). Este fuero sólo estuvo vigente hasta 1199, pues Sancho I, tras acuerdo con el a la sazón obispo de Coímbra D. Pedro, lo derogó, concediéndolo a la vecina villa de Belmonte por razones estratégicas. A este nuevo foro se asignaron los mismos límites establecidos para el fuero de Centocelas.
Detalle de la fachada oeste de la torre de Centum Cellas, con visible alteración del sistema simétrico de vanos de la construcción original romana.
Paulatinamente abandonada, reutilizada su magnífica piedra labrada para la construcción, reaprovechada para otros fines, la antigua villa fue poco a poco perdiendo su antigua grandiosidad, quedando hoy solamente en pie su núcleo residencial original que, por coincidencia, es similar a una torre.
Vista interior de la torre de Centum Cellas y su peculiar disposición de vanos.
Testigo, no obstante, de esa antigua grandeza es, siquiera, el topónimo de la freguesia donde se asienta este yacimiento: Colmeal da Torre, que traducido al castellano sería "Colmenar (por lo de las Cien Celdas) de la Torre (por lo de la que aún hoy se ve)". Merece la pena una escapada al interior portugués para -entre otras cosas- conocer este singular yacimiento hispanorromano, y más aún si la completamos con un paseo por la próxima y espectacular Serra da Estrela, de la que se disfruta de una impactante panorámica desde estas ruinas.
La Serra da Estrela vista desde el castelo de Belmonte.

NOTA: Este mismo artículo grosso modo ya lo publiqué hace diez años en el portal www.celtiberia.net La información estrictamente arqueológica está parcialmente extraída -y libremente traducida del portugués-  del artículo sobre Centum Cellas en www.arqueobeira.net  (portal hoy no disponible por reconstrucción); todo lo demás, incluidas las fotografías, es de cosecha propia, fruto de varios viajes al yacimiento.

Centum Cellas, un lugar de leyenda.

 CÓMO LLEGAR y HORARIOS
Desde la autovía (hoy autopista de peaje) A-23, tomaremos la salida para Belmonte. // Desde la EX-205 (Hervás-Portugal), entrando en Portugal llegaremos hasta Penamacor y seguiremos su circunvalación hasta la salida para Fundão y Covilhã (que es la última); por esta carretera, N-346, avanzaremos hasta la pintoresca población de Capinha, en cuya travesía sale a mano derecha un cruce para Caria y Belmonte, que tomaremos.

Una vez en Belmonte por una u otra vía, buscamos dirección Guarda por la antigua nacional N-18 (no por la autovía) y, a la altura del cruce para Colmeal da Torre, internándonos por éste nos tropezaremos literalmente con las ruinas de Centum Cellas. El yacimiento se encuentra vallado, pero sus puertas están abiertas todo el año. Esto, muy inusual en recintos españoles similares, nos permite un horario permanente y nos aconseja ser más respetuosos aún, si cabe, con este yacimiento y con esta singular construcción que ni los siglos ni la incuria ni el utilitarismo han conseguido derribar. Que lo disfrutéis.
Vista de Belmonte desde Centum Cellas. En primer término, viñedos de la Denominación de Origen Protegida Beira Interior. Dos mil años después, continúa la rica tradición vinícola que ya cultivaran por aquí Caecilius y sus herederos.



sábado, 16 de abril de 2016

EMERITAM ITER NOVISSIMVM AD XX LVDOS SCAENICOS SPECTANDOS

A.D. XVI Kalendas Maias factum.

Discipuli in cavea AMPHITHEATRI stantes antequam theatrum intraverunt.


In THEATRO Emeritensi, fabulam coturnatam spectavimus optimam, Electra nominatam et a SOPHOCLE scriptam.

Fabula acta, ante FRONTEM SCENAE paulisper mansimus.

DOMO MITHRAICA valde delectati sumus.

Hoc magnificum TEMPLVM olim Caesaris sacrum, nunc DIANAE appellatum,  in foro Municipali situm est.

In MVSAEO EMERITENSI pulcherrima opera tessellata hodie servata sunt, in quibus hoc de venatione nos maxime delectavit.

martes, 29 de marzo de 2016

AD CIVITATEM IGAEDITANORVM ITER A.D. XV KAL. APRILES FACTVM

Photogrammata excerpta e pluribus quae eo itinere eoque die edita erant a professore. Quorum tituli nunc Hispanice inscripti sunt, ut legi possint a discipulis huius Instituti qui Latine nesciant.

Parada en el Puente de Segura sobre la fronteriza Rivera de Eljas (rio Erges, en portugués). Se trata de un puente romano (aunque con reformas posteriores, algunas poco afortunadas) considerado como el hermano menor del Puente de Alcántara y enclavado en el mismo recorrido de la calzada entre Emerita y Bracara.

La Civitas Igaeditanorum hispanorromana, una de los municipios que contribuyeron a la financiación de la obra del Puente de Alcántara y cuyo rico patrimonio arqueológico puede hoy visitarse en la aldeia portuguesa de Idanha-a-Velha. En la imagen, la Porta Sul de sus murallas romanas -que han sufrido diversas reconstrucciones desde la Edad Media hasta nuestros días-.

João (a la izquierda), técnico de la Câmara Municipal de Idanha-a-Nova que guió nuestra visita a Idanha-a-Velha, nos muestra las poldras sobre el río Ponsul, pasaderas colocadas para salvar el cauce fluvial reutilizando cantería romana.

El singular puente sobre el río Ponsul, obra medieval que aprovechó la original construcción viaria romana en la calzada entre Emerita y Bracara.

Monsanto cautiva al viajero tanto por sus construcciones tradicionales en piedra -que se mimetizan hasta confundirse con los descomunales bolos graníticos que conforman su monte-isla- como por los horizontes inabarcables que desde aquí se divisan.

Reposando en el Castelo templario de Monsanto (s. XIII).


Tampoco se nos resistió la ascensión al no menos templario e igualmente medieval Castelo de Penha Garcia.

Desde el castillo de Penha Garcia se descubre, oculto por las colosales crestas cuarcíticas de su Serra, el valle alto del río Ponsul, cobijo de uno de los más destacados yacimientos de fósiles de la Península Ibérica, que nos disponemos a visitar descendiendo por veredas entalladas entre los acantilados.

El grupo sigue atento las explicaciones de Ana (a la derecha) sobre las cruzianas: huellas fósiles del Ordovícico que pueden observarse arriba a su izquierda, justo encima de la flecha blanca.


En el cauce encajado del río Ponsul y entre los escarpados paredones de cuarcitas que lo enmarcan se encuentra una deliciosa piscina natural en la que se han instalado estas réplicas en tamaño gigantesco de los animales que originaron los fósiles que por allí se conservan: en primer término, un trilobites o trilobita (artrópodo similar a algunos crustáceos actuales); al fondo, un nautilo (cefalópodo parecido a un calamar con concha); las huellas de los primeros en el fondo marino paleozoico dieron lugar a las cruzianas, el fósil más característico de Penha Garcia.

Descanso en la piscina natural del río Ponsul, cuyo valle es una auténtica sinfonía de agua y piedra.

Esperando para ver la colección de fósiles y minerales custodiada por el senhor Domingos. Fin de la visita.


jueves, 3 de marzo de 2016

Stationes in itinere: CIVITAS IGAEDITANORVM.

IDANHA-A-VELHA es actualmente una pequeña aldea poblada por no más de una cincuentena de habitantes, enclavada en un tranquilo  y pintoresco paraje en el concelho portugués de Idanha-a-Nova, perteneciente al distrito de Castelo Branco y a la región portuguesa de la Beira Interior. Es, por tanto, localidad raiana y, como tal, muy próxima a nuestras tierras extremeñas, con las que comparte -entre otras cosas- paisaje y clima.
Concelho de Idanha-a-Nova con la situación de Idanha-a-Velha.
Situada en la amena campiña regada por el río Ponsul (afluente del Tajo) a los pies del imponente monte-isla granítico de Monsanto, la pequeña Idanha-a-Velha de hoy esconde en su seno los restos de uno de los principales núcleos urbanos de la provincia romana de Lusitania (la cual, con capital en Augusta Emerita -nuestra Mérida-, abarcaba casi todo el tercio occidental de la Península Ibérica).
Río Ponsul, afluente del Tajo, a cuyas orillas asienta Idanha-a-Velha.
En efecto, Idanha-a-Velha ocupa un lugar muy destacado en el conjunto de yacimientos arqueológicos portugueses por la cantidad y calidad de los vestigios que conserva, sobre todo de época romana pero también posteriores.
Panorámica actual de Idanha-a-Velha, con un tramo de muralla (romana y medieval) en primer término.
Se trata de la antigua CIVITAS IGAEDITANORVM (Ciudad de los Igeditanos), núcleo de fundación romana (s. I a.C.)  creado para romanizar el territorio ocupado por la tribu o clan lusitano así llamado: Igeditanos. La existencia de este núcleo urbano en ese momento histórico está atestiguada por una inscripción datada en 16 a.C., en la que se menciona que un tal Quintus Tallius, ciudadano de Augusta Emerita, "donó de buena voluntad un reloj de sol a los Igeditanos". En el siglo II d.C. ya figura con el status de municipium, según el testimonio de nuestro propio Puente de Alcántara.
Cartela de los Once Municipios, en el Puente de Alcántara (ca. 105 d.C.), donde aparecen los municipios de la Provincia Lusitania que contribuyeron económicamente a la construcción de esta monumental obra de ingeniería romana; se menciona en primer lugar a los Igaeditani, que son también, de todos ellos, el único populus que actualmente se puede identificar y localizar con exactitud.
Diversos vestigios evidencian aún hoy in situ la pervivencia de la Civitas Igaeditanorum, que conservó su importancia durante la Alta Edad Media con el nombre de Egitania (llegando a ser sede episcopal con suevos y visigodos):

-El recinto amurallado (en parte reconstruido durante la Edad Media) con su monumental Porta Norte:
Porta Norte de Idanha-a-Velha, en la muralla romana. Foto de grupo de la visita organizada desde el IES "San Pedro de Alcántara" en 26-03-2015.
-Los restos arqueológicos de viviendas romanas que afloran por doquier en las inmediaciones de la antigua Sé Catedral (sede episcopal de la altomedieval Egitania):
Vestigios de viviendas y sepulturas romanas y altomedievales en las inmediaciones de la antigua catedral de Egitania.
-Una de las más completas e ilustrativas colecciones epigráficas de la Hispania romana, con inscripciones funerarias y votivas muy notables como las que se exponen en su Arquivo Epigráfico o se apilan al aire libre junto a la antigua Catedral:
Inscripción votiva romana en un ara cuyo texto en latín reza así: "[Dedicada] a Marte [por] Flavio Aristón, liberto de los Igeditanos". Arquivo Epigráfico de Idanha-a-Velha.
-El podium de un templo romano -probablemente dedicado a la diosa Venus-, en el espacio de lo que fue el forum de la ciudad, que sirvió de base a la Torre dos Templários (construcción militar del s. XIII):
Detalle del podium del templo romano sobre el que la Orden de los Templarios levantó su castillo en el siglo XIII.
-El puente sobre el río Ponsul, edificado en el trayecto de la calzada romana que unía la capital de la Lusitania: Augusta Emerita, con el norte de esta Provincia romana y la Gallaecia; esta calzada llegaba a la Civitas Igaeditanorum tras haber franqueado el Tajo por nuestro Puente de Alcántara y después de salvar la hoy fronteriza Rivera de Eljas (en Portugal, Erges) por su "hermano menor" el también romano Puente de Segura. Este puente de Idanha-a-Velha conserva de época romana tan sólo su trazado y algunos sillares de sus tajamares, ya que sufrió diversas reconstrucciones y reformas desde la Edad Media hasta nuestros tiempos:

Puente de Idanha-a-Velha sobre el río Ponsul, obra medieval que aprovechó la original romana en la calzada Emerita-Bracara.
El interés monumental de Idanha-a-Velha no se agota, ni mucho menos, en la época romana. Siguió siendo un núcleo poblacional de cierta importancia durante la Edad Media, aunque pronto se vería eclipsada por la emergente Idanha-a-Nova (actual capital municipal), enclavada en lugar más estratégico y de más fácil defensa; después perdería su obispado (integrado en el de Guarda), y más tarde también su ayuntamiento (reforma administrativa portuguesa de 1836). Hoy Idanha-a-Velha es un apacible enclave rural rodeado de campos ondulados cuyo plácido silencio sólo se ve interrumpido por la letanía de los balidos y el tintineo de los cencerros de los muchos rebaños de ovejas que salpican sus prados y dehesas, y cuyas ruas enrolladas convidan a pasear despacio y saborear la historia que rezuma de cada una de sus antiguas y nobles piedras. Bien merece la pena recorrer los escasos 50 kilómetros que desde Alcántara nos separan de ella para descubrirlo.
Viviendas tradicionales de la Beira Interior en la Rua Direita de Idanha-a-Velha.
El Posto de Turismo de Idanha-a-Velha se encuentra en el Lagar de Varas, almazara tradicional rehabilitada. Tfno.: +351 277 914 280. Horario: todos los días de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 18:00 (hora de Portugal). Para concertar visitas para grupos es recomendable ponerse en contacto con el Gabinete de Turismo da Câmara Municipal de Idanha-a-Nova: turismo@cm-idanhanova.pt