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domingo, 23 de octubre de 2016

Stationes in itinere: VILLA de QUINTA DA FÓRNEA.



Las ruinas de la villa romana de la Quinta da Fórnea
 fueron descubiertas accidentalmente
 con motivo de las obras de la autovía A-23 en 1999,
 y se encuentran en término del concelho de Belmonte,
 entre esta localidad y la freguesia de Caria,
 dentro de la región portuguesa de la Beira Interior.


En esta región portuguesa, próxima a nuestra Extremadura, el amplio elenco de yacimientos romanos descubiertos y excavados reflejan la importancia que tuvo la zona en el contexto de la Lūsītānia romana, tanto desde el punto de vista geopolítico: por su situación en el recorrido de la calzada o vía imperial que conectaba Emerita Augusta (Mérida, capital de la Provincia) con Bracara Augusta (Braga, por entonces ciudad principal del noroeste de Hispania), como desde el punto de vista económico: por la cantidad y calidad de suelos fértiles en la comarca conocida como Cova da Beira (valle del río Zêzere, afluente del Tajo, a los pies de la Serra da Estrela), y por la extracción y comercialización del estaño, tan abundante en el occidente peninsular y tan demandado en esta época para la elaboración del bronce.
Junto al recorrido de esta calzada Emerita-Bracara (la misma de nuestro Puente de Alcántara) y en estos fértiles terrenos, en una ladera suave a los pies de la Serra da Boa Esperança se edificó esta villa hacia el siglo II.

La villa, elemento fundamental del paisaje rural en época romana, se constituía no sólo como explotación agropecuaria sino también como núcleo poblacional autosuficiente, y estaba integrada por:
  • El sector habitacional dedicado al propietario o capataz y sus familias: pars urbāna.
  • Los alojamientos de la servidumbre que trabajaba en la explotación: pars rustica.
  • El conjunto de edificios dedicados a la explotación agroganadera: silos, almacenes, lagares, bodegas, establos, talleres, fraguas, hornos...: pars fructuāria o pars frūmentāria.

En el caso concreto de la villa de Quinta da Fórnea, se constata además la existencia de un área de letrinas y de unos baños o termas de carácter privado, con sus distintas piscinas para baños calientes (caldārium), templados (tepidārium) y fríos (frīgidārium), su vestuario o apodytērium y la cámara de calefacción o hypocaustum.

Esta villa de la Quinta da Fórnea parece, por su situación y proporciones, ligada a una propiedad extensa o latifundio, aunque ciertamente no se han encontrado en ella vestigios de opulencia que están presentes en otras villae romanas, tales como mármoles o mosaicos; sí aparecen restos reutilizados de construcciones anteriores, tales como sillares almohadillados, fustes de columnas o fragmentos de cornisas. La villa parece haberse mantenido activa hasta los siglos IV-V, fecha de su probable abandono.
Cómo llegar y horarios: El yacimiento se encuentra perfectamente señalizado y musealizado, con indicación de recorridos y con paneles informativos. Se trata de un recinto abierto y sin horario, de manera que se puede visitar permanentemente; ello y su situación junto a la A-23 lo hacen muy accesible, aunque para visitarlo hay que salir de esta autovía en Belmonte y coger la N-345 en dirección a Caria.